miércoles, 3 de julio de 2013

EL CAFE TORRES




El Palacio Íñiguez, lugar donde ha funcionado por décadas la mítica Confitería Torres, fue centro de reunión de políticos e intelectuales del pasado: Allí  se conmemoraron los primeros 100 años de la República de Chile, en el mes de Septiembre del año 1910. Estos actos de celebración fueron encabezados por Emiliano Figueroa, tras la muerte del presidente Pedro Montt quien fallece en Bremen (Alemania) en agosto de 1910. Le sucedía como Vice presidente Don Elías Fernández Albano, pero éste, fallece a dos semanas de la celebración, producto de un resfrío tomado durante las exequias del presidente. En ese escenario asume don Emiliano Figueroa la segunda vice presidencia, por ser el ministro más antiguo en ejercicio, en este caso en la cartera de Justicia. El brindis se hizo con vino Oporto ante los invitados de Chile y el extranjero. También en este legendario rincón santiaguino se  inventó el famoso sandwich consistente en un emparedado de carne y queso fundido llamado "Barros Luco" en honor al presidente de Chile, quien era un asiduo visitante del local. Don Ramón era vecino del sector y gustaba de pasar tardes enteras en el café degustando sete sandich inventado por él. También nace en sus instalaciones ese trago tradicional de Chile llamado "Cola de Mono", y se dice que el secreto de la sabrosura de la bebida, era que la leche con aguardiente se revolvía con un palo de guindo.
Otro ilustre asiduo visitante era Don Arturo Alessandri Palma, quien con su acostumbrada picardía pasaba después de las Paradas en el Parque Cousiño (hoy Parque OHiggins) y ordenaba al personal: "Tráiganme un jarro de chicha, que ando con los fierros calientes".
Don Arturo también gustaba de pasar tardes enteras en el local junto a su perro Hulk. Un gran danés, manso como un cordero. En una ocasión sus rivales políticos asistieron acompañados de otro Gran danés y lo azuzaron en contra del pasivo Hulk. La feroz pelea no se hizo esperar y la quebrazón de vasos, tazas, sillas y otros enseres fue espantosa. Don Arturo le siguió juicio a los autores del desaguisado, obligándoles a pagar los daños causados en el local.

La calle Dieciocho lugar donde es encuentra el palacio Iñíguez  (esquina de Alameda) había sido "entablada" en su base de adoquines, para que la aristocracia que vivía por los alrededores, no sufriera los ruidos de los cascos de los caballos y los carruajes que pasaban por allí.

Santiago es dueño de tantos lugares que nos hablan de su historia y su pasado romántico, que es necesaria la conservación de lo que todavía queda en pié para el disfrute y conocimiento que quienes lo habitamos hoy.


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