domingo, 6 de mayo de 2018

A PIE POR SANTIAGO (CRÓNICAS DE LA CIUDAD)

FELIZ CUMPLEAÑOS SANTIAGO
Yo te conozco. Te vi sopeando una paila marina en el Mercado Central y tomando té frio de madrugada tras la resaca de la bacanal. Te vi bailando una cueca rebelde, zapateada y libertaria de amanecida donde El Huaso Enrique. En la línea dos del Metro silente en otro paisaje síquico y con la oreja parada. Tomando medio pato de Cola de Mono al seco en el Ciros. Engulléndote un completo a la pasada en el Portal Fernández Concha. Comprando películas piratas en calle Estado. Mirando con extrañeza un objeto en el Persa Bio Bio. Una de pino y una de queso en El Rápido. Testigo del show de mediodía en la Plaza de Armas y su hilarante destino. Estabas en La Piojera y su despedida tambaleante. O persignándote en la Iglesia de Santo Domingo en la breve liturgia del favor concedido. Andabas en las surrealistas carreras del Club Hípico, agitándo los dedos para alentar la esperanza de triunfo. Viendo el partido en la pantalla multitudinaria, gregaria y callejera. Así eres Santiago en tu día a día a estas alturas del siglo. Trasmites a tus hijos tu impronta citadina. El vigor cotidiano, protector y materno de la Vega Central y su estirpe arrabalera. La silente penitencia en la Iglesia de La Merced y su afiteatro de velas y flores. La suplicante mano extendida a lo cielos. El asombro de tu Viseca de aves vivas allá por Chuchunco abajo. La Moneda en llamas y los Jocker Hunters con su carga criminal. Veo a Ricardito y su acordeón ciega tocando una melodía ininteligible a la entrada del Pasaje Matte. Al "Gloria a Dios" saltando en plena Plaza de armas su bíblico testimonial premonitorio con su libro sagrado en ristre. Te miro con ojos de niño exiliado. Con desconocimiento y con mi sonsonete provinciano. Te miro con mi overol de estudiante de preparatoria. Miro con dolor tus hijos huérfanos bajo los puentes del Mapocho. Tus trolebuses con suspensores doblando por General Mackenna. Tus canillitas vendiendo el diario a pata pelá. Santiago abuelo, tio, papá. Santiago sorprendente. Vividor y jaranero. Si apenas eres un joven de 477 años. Salud mi querida ciudad.