viernes, 10 de octubre de 2014

MI AMIGO


Hurgando entre libros viejos tristemente abandonados en herméticas cajas de cartón cerradas y selladas como fuesen a ir a parar a otro recóndito rincón de la casa, me encuentro un pequeño libro de lectura de mi infancia. “Mi Amigo” de Roberto Vilches Acuña. Lo hojeo con cariño, casi con ternura mientras mi mente viaja hasta la Escuela Primaria Nº 5 de Coquimbo, donde conocí mis primeras letras. A sus amplios patios donde jugabámos las más increíbles pichangas, o las vertiginosas persecuciones jugando al Paco - ladrón. Las carreras desesperadas para evitar ser “pintado” y quedar congelado esperando el rescate de un compañero que aparece de la nada. Evoco mi banco de madera que tiene un orificio para poner un tintero, a pesar que a esa altura del siglo ya no se usaban estos contenedores de tinta. Recuerdo la polvorienta pizarra opaca de tanta almohadilla pasada sin sacudir. Como si estuviese viviendo esos días veo entrar a la sala de clases a un auxiliar que trae una inmensa tetera llena de leche y va banco por banco llenando los jarritos de aluminio dispuestos por cada niño en su lugar. Luego saca de una caja los duros galletones  que la escuela entrega como desayuno para todos.  Recorro las páginas del libro despacio, con la lentitud que se requiere para que los recuerdos no se atropellen en mi cabeza. Casi con asombro voy revisitando sus contendidos de quinta preparatoria cuando a la sazón tenía 10 años. Me encuentro con poesías de Amado Nervo, de Rabindranath Tagore, Lucía Condal, Juana de Ibarbourou, Juan Ramón Jiménez, Gabriela Mistral, Pablo Neruda, Carlos Pezoa Véliz  todas las poesías ilustradas con las bellas imágenes de Hernán Zamora Leverton. Cada página viene con sus ejercicios de comprensión de lectura poniendo énfasis en el correcto uso de la ortografía, ejemplificando cada uno de los pasos que requiere la buena y correcta lectura. Hay adivinanzas, relatos, historias…Pienso con tristeza ¿en que parte del camino mi país perdió el norte en la educación? ¿acaso estos no eran buenos contenidos? ¿no apuntaban a hacer una mejor persona? ¿Por qué no se fortalecieron estas instancia que dieron buenos resultados? Hoy parece que la formación de educandos está relegada al pragmatismo, a la inmediatez, al facilismo digital y cibernético de la rápida respuesta. ¿Sabrán los niños de hoy quienes son los personajes antes nombrados? Estamos en una época de oscuro embrutecimiento domiciliario estimulado por Plays Stations , video clips y redes sociales que a veces no dejan ver el bosque.