jueves, 20 de junio de 2013
SANTIAGO Y SUS CALLES
A PIE POR SANTIAGO (CRÓNICAS DE LA CIUDAD)
¿Cuanto sabrán las calles de Santiago de su historia en más de cuatro siglos de existencia?. Las calles tienen alma. Sienten como nosotros. Todas se identifican con la tradición y la estructura de la ciudad...Han cambiado, pero son las mismas que crecieron entre el cerro Santa Lucía y las turbias aguas del Mapocho. Ha medida que ha pasado el tiempo se ha ido enriqueciéndo el alma que en ellas infundieron los conquistadores. Santiago y sus calles no son otra cosa que el resultado de generaciones que aportaron, cada uno en sus distintas etapas y sin proponérselo - adobe y totora, ladrillo y tejas, cemento y fierro - una identidad que las caracteriza y distingue de otros pueblos de Chile.
Las primeras calles que el alarife Pedro de Gamboa trazó a lienza, debieron protegerse con cercas de afilados espinos, y otros arbustos, amén de rústicas empalizadas, ya que eran muy pocas las que tenían viviendas. Las manzanas constaban de 138 varas de largo separadas por calles rectas de 12 varas de ancho. Las calles más antiguas de Santiago son (sin contar la Alameda de las Delicias) La de las Agustinas (antes de Pedro Martin) La calle del Alguacil Mayor, después Del Rey ( hoy Estado). Santo Domingo (antes de Santiago de Azoca). La de Ahumada (antes Lázaro de Aránguiz) Nombres y apellidos de los conquistadores que poseyeron viviendas en ellas, como lo afirman los amarillentos protocolos que yacen en el Archivo Nacional. Otras nombres se debieron a congregaciones religiosas que se establecieron en ellas. Por ejemplo la de la Compañía, o la de Las Claras (hoy Mac-Iver).
La de San Antonio sin embargo tiene una historia distinta. La tradición oral dice que en el Siglo XVII todas las quinceañeras acudían todos los miércoles en procesión por El Callejón del Licenciado Pastene o Callejón del Socorro, a pedirle al santo un marido cariñoso y pudiente. La imagen de San Antonio estaba en una de las naves de la Iglesia de San Francisco y podia verse a la distancia, ya que el portón lateral de la, iglesia se abría esos días. La rogativa al taumaturgo hizo que el nombre derivara al de Calle de San Antonio.
Pero el pueblo y nadie más que él podía bautizar a sus calles con nombres llenos de gracia, tales como la calle del Galán de la burra (Erasmo Escala) Del Ojo Seco (Juan Mackenna) del Peumo (Amunategui) de la Botica (Morandé) La calle de la Pelota (San isidro) y muchos otros que nos hablan de un Santiago pretérito y romántico, donde cada día va delineándo una nueva fisonomía, una nueva impronta...Santiago amado y bello cuanta falta hace redescubrir tu pasada identidad , tu nobleza, tu estirpe, tu picardía...
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