LA TRAGEDIA DE LA CASA PRÁ
Eran las 12:30 horas del lunes 10 de octubre de 1904. La tarde comenzaba a languidecer sobre la capital de la rural república y los 80 obreros que trabajaban en la construcción del nuevo edificio de la célebre y desaparecida Casa Prá, en calle Huérfanos 1033 al 1071 entre Ahumada y Bandera, entraban a la faena como era habitual hacerlo a esa hora para garantizar la fuerza de mano de obra necesaria. Con pasos de paquidermo los somnolientos trabajadores se reportaban ante el mayordomo que anotaba dificultosamente sus nombres en el amarillento libro de asistencia de la faena y luego procedían a cambiar sus ropas de calle por las de trabajo. En seguida escalaron por niveles y andamios para seguir con la tareas de basamento y vigas verticales del edificio que estrenaba un nuevo concepto en la construcción de la época: el uso del concreto y el hormigón armado, tecnología aún en experimentación en esos años para esta clase de construcciones. Esta obra y el anterior de 1898 de la casa comercial, había sido proyectada por el prestigioso arquitecto Eugene Joannon Crozier, autor de otros proyectos como el edificio Comercial Edwards, la iglesia de Nuestra Señora de la Victoria en calle Bellavista y el Santuario de la Inmaculada Concepción del Cerro San Cristóbal, entre muchas obras de su autoría. Se trataba de una construcción de tres niveles más un subterráneo.
Hacia las 15:30 horas un espantoso estruendo sobrecogió a los transeúntes del centro de Santiago quienes quedaron paralogizados de terror ante semejante ruido que parecía el estallido de un polvorín. Toda la columna de andamios de tres o cuatro niveles colmados de trabajadores se vinieron abajo como una catarata de ladrillos , fierros retorcidos, piedras, trozos de muros y maderos revueltos en un amasijo sangriento de carne humana y materiales de construcción. Una dantesca escena se abrió ante los ojos de los centenares de curiosos que se agolparon de inmediato ante la gran nube gris que espesaba el ambiente. Gritos, gemidos, ayes. Algunos aturdidos trabajadores sobrevivientes intentaban en vano ir en ayuda de sus compañeros sepultados y desaparecidos bajo las ruinas.
Las vigas y las columnas no resistieron y este error fue el detonante de la tragedia que tuvo a partir de este doloroso suceso efectos sobre la valoración de la seguridad de los trabajadores en esta clase de construcciones. A pesar la consternación que produjo entre los habitantes de Santiago, el episodio fue olvidado y lo que quedó de los trabajos se destruyó y un nuevo edificio se comenzó a levantar en unos meses más tarde. No se sabe si en la inauguración alguna triste placa recordara los nombres de los caídos. La tragedia cobró la vida de 9 hombres y numerosos mutilados y heridos.
La fragilidad legal en la protección de los trabajadores comenzó a crear conciencia de sus derechos y con posterioridad se esbozaron los primeros intentos de organización para exigir mejores condiciones laborales.
HOMENAJE A TODOS LOS TRABAJADORES DE CHILE Y EL MUNDO
¡¡¡¡ TRABAJADORES DEL MUNDO...UNÍOS!!!!