viernes, 14 de febrero de 2014

RECUERDOS DE MI BARRIO (INDEPENDENCIA)



La vieja calle Vivaceta que alguna vez se llamó Hornillas, considerada fea por algunos, está liderada por el incombustible Hipódromo Chile, allá en la Plaza Chacabuco abarcando su cuadrante hasta Avda. Fermín Vivaceta, y es normal ver paseando por las veredas de la inmediaciones a los pura sangre llevados por diminutos aspirantes a jinetes. Allí se desvanece en el tiempo el mitológico cine Libertad donde dormimos más de alguna siesta veraniega.


Frente al cine había una piscina de pura estirpe popular : La Piscina Libertad, si bien era pequeña, cumplía con la inestimable función de ser centro recreativo a la infancia arrabalera del barrio. También existía en el mismo recinto una bien dotada cancha de Baby Fútbol donde se jugaron disputados clásicos entre los rivales eternos del sector.

La "Tía Carlina" era un famoso prostíbulo donde la prostituta Carlina Morales Padilla, llegó a hacerse un cierto capital regentando este conocido lenocinio de travestís conocido como "La Palmera" . Contaba entre sus atracciones con el Blue Ballet, grupo coreográfico de travestís, que era una verdadera sensación de Santiago. Su primera figura era Candy Dubois, nombre que adoptara después de sus veinte años en Europa donde actuaba bajo el nombre artístico de Candy Santiago. Su verdadero nombre fue Candelaria Patricia Manso Seguel. Nació el 24 de Agosto de 1942. Cuando niño imitaba a Sarita Montiel y cantaba para los pescadores de la Caleta El Membrillo, en Valparaíso. De joven se integró a este inédito cuerpo de baile que formara Paco Mairena, su eterno tutor y padre adoptivo. Partió al extranjero (Francia) con un grupo de amigos bailarines y trabajó en Boites y Casinos. Regresó culta, refinada y casada, hablando fluidamente cinco idiomas. (inglés, francés alemán, italiano, y español) . Reina del transformismo chileno, cubrió con un halo de absoluto misterio su especulada operación de cambio de sexo. Años después el under santiaguino rescataba el valor que tuvo para enfrentar esta situación tan difícil, como lo es ser homosexual en Chile. Incluso grupos roqueros como Los Tres, La Ley y otros se acercan a su estética y graban allí algunos video clips de sus éxitos. Por ejemplo el soporte fílmico de su CD "La espada y la pared" de Los Tres se grabó en "Le Trianón" restaurante de corte francés de los años cincuenta, con cortinas de terciopelo, muy propio del esplendor de esa época, que se ubica por las inmediaciones del barrio Brasil.

Candy Dubois llegó a ser la vedette más cotizada del under santiaguino. Murió el 21 de mayo de 1996 y de sus labios nunca salió el secreto a voces de su origen varonil. Se casó ante Dios y la Ley en Francia y a mediado de los ochenta regresó a Chile, hasta que el cáncer se metió en su cama y en un feroz estertor se la llevó al más allá. 

También por estos barrios de La Cañadilla vivió en por los años veinte Pablo Neruda quién plasmó en su poema " Los crepúsculos de Maruri" de su primer libro: Crepusculario, su presencia en tan especial vecindad. El vivió en una casa de pensión (la primera desde su llegada de Temuco a la capital) que estaba ubicada en el número 517 de calle Maruri, esto es casi esquina de calle Rivera y supo captar la intensa mezcla de pueblo y poesía de este barrio. Supo apreciar esa extraña mansedumbre de Maruri, ese atardecer melancólico, nostálgico y ajeno al bullante pueblo que pasaba por sus veredas. Maruri es una calle lejana y distinta a sus vecinas circundantes, con arquitectura propia, y con una suerte de linaje diferente.

Volodia Teitelboim - vecino de Maruri, en su época - la consideraba una calle anti poética. Dice que en esos tiempos era una calle gris , con olor a gas, a café de higos, que las pensiones eran habitadas por chinches. 

Por esa época todas las mañanas llamaba la atención una atractiva chica de boina calada que esperaba locomoción para ir a sus clases de Historia en la Universidad de Chile. Era Hortensia Bussi. Su conmovedora figura de Primera Dama errante, denunciando incansablemente el atropello que le tocó vivir debido al cruento golpe militar de 1973 llena el corazón de justa indignación.

Así es este barrio surrealista donde coexiste la riqueza y la pobreza, la poesía, el desamparo y la esperanza, lo sórdido y lo profundamente humano.

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