domingo, 24 de diciembre de 2017

A PIE POR SANTIAGO: CRÓNICAS DE LA CIUDAD


PABLO
Apenas cruzó calle Borgoño cerca de la estación Mapocho, tomó calle Maruri y empezó a ubicar el número 513. Casi arrastraba el viejo baúl de lata donde traía sus escasos bienes. Una pequeña maleta que contenía algunos libros y su escasa ropa venía amarrada al baúl. El empedrado de adoquines de la silente calle parecía oponerse a que su paso fuera expedito. Su delgadísima figura vestida de rigurosa capa negra y sombrero alón, le daba un aspecto fantasmal. De otro mundo. Maruri era una calle distinta a las que la circundaban. Tenía una especie de linaje diferente. De aristocracia vernácula y olía a café de higos… La peregrinación se hizo eterna. Apenas cruzó calle Rivera se encontró de sopetón frente a la puerta de la pensión. Trepó con gran dificultad la escala que se presentaba ante él. Las sempiternas lluvias del sur golpeaban con fuerza en su mente y su corazón. El olor a madera mojada y ranchos humeantes de la campiña sureña, caballos corriendo a campo traviesa mientras el tren va surcando el verdor de la espesura invernal. Torvos campesinos de poncho de Castilla empapados bajo la torrencial lluvia. La dueña de la pensión escribía con gran dificultad sus datos en un libraco de hojas amarillentas y gruesa tapa. Hundía presurosa la pluma en el mínimo tintero al borde del escritorio de recepción para terminar el registro y miraba de reojo al menudo joven que se presentaba ante ella. Mientras enumeraba algunas restricciones de la casa le entregó una llave antigua de paleta que hacia rechinar la chapa de su nuevo hábitat. En su pieza sólo había un catre de una plaza cubierto por una colcha de hilo, un pequeño velador, una bacinica que se asomaba bajo la cama y una esmirriada silla tapizada de gruesa totora. Más allá un leve lavatorio acompañado de un saltado jarrón blanco enlozado. Dejó sus bártulos a un lado y se recostó mirando el techo cuyas cicatrices delataban la filtraciones de lluvias invernales…Abrió la ventana de dos hojas y un vaho de aire tibio lo inundo todo. Se sentó a mirar el cromático ocaso que empezaba a inundarlo todo de sus radiaciones celestes, violáceas y rojizas sobre los desolados techos de tejas de la vecindad. Con mansedumbre sus ojos recorrieron el arrabal santiaguino hasta que su vista se perdió en el horizonte. Más allá las torres del Buen Pastor quebraban la incursión visual mostrando su imponente silueta…Habían sido construidas por Eusebio Chelli, por allá por los nebulosos años 1871…Fueron las más bellas de ese Santiago colonial. Pablo respiró profundamente y entraron en su ser los colores de ese atardecer pirimigenio de muchas contemplaciones venideras…Cogió un grueso cuaderno y estremecido por el maravilloso fulgor reinante y acosado por una infinita melancolía escribió “Los Crepúsculos de Maruri” mientras sus tripas entonaban un concierto de hambre que habría de acompañarlo en muchas jornadas de su solitaria poesía …

lunes, 14 de agosto de 2017

A PIE POR SANTIAGO (CRONICAS DE LA CIUDAD)

SALO, UNA HISTORIA ENTRETENIDA
“Señoras y señores en nombre del pueblo y del Gobierno de Chile declaro inaugurado el Campeonato Mundial de Fútbol 1962”. Con esta frase de término de su discurso el Presidente de la República, Don Jorge Alessandri Rodríguez ante un Estadio Nacional repleto, daba el vamos a la fiesta deportiva más importante de la década del sesenta en Chile. Estamos en junio de 1962. Se desataba la algarabía y la fiebre por el fútbol era total. Aunque Chile era un país de apenas 7.500.000 de habitantes y escasa infraestructura deportiva había logrado gracias a la intervención de destacados dirigentes deportivos como Carlos Dittborn, Juan Pinto Durán, Ernesto Alvear y otros que logran traer a Chile lo que muchos países anhelaban: realizar el Campeonato Mundial de Fútbol.Las vitrinas de las tiendas mostraban ingeniosas figuras de futbolistas que se movían rítmicamente y cautivaban al transeúnte que no podía evitar contagiarse de esta sana alegría. Proliferaban la muestras de implementos deportivos: zapatos, rodilleras, medias, canilleras, insignias fotografías y cuanta cosa podía imaginarse relacionada a este popular deporte. Los kioscos exhibían sus fachadas repletas de menudos banderines que representaban a todas las naciones que participaban en el magno evento. La fotografía con una plástica sonrisa de algún astro local iluminaba el punto de venta en la portada de la Revista Estadio. Los Ramblers y su “Rock del mundial” batían todos los records de ventas de los nostálgicos discos vinilos de 45” y sonaban todo el día en la radio. Junto al evento nacía la televisión y muchos aparatos fueron puestos en exhibidores piramidales para que la gente pudiese ver a sus astros favoritos en acción. Todo era celebración. Quizás para olvidar en parte la tragedia que se había vivido un par de años atrás en el sur de Chile, más precisamente en la ciudad de Valdivia, que había sido asolada por el terremoto más grande que registra la historia de la humanidad hasta estos días y que había puesto en duda la realización del evento. Los caballeros asistían en gran cantidad de riguroso terno gris, abrigo y sombrero a las citas deportivas en el Estadio Nacional y en todas las sedes a lo largo y ancho del territorio. Las radios a pilas gozaban de gran popularidad y era usual ver en el estadio a fanáticos que además de estar viendo el partido gustaban de escucharlo por radio al mismo tiempo. Los niños gozaban con los paquetes de maníes o las bebidas de fantasía que sus padres le compraban, con las melcochas o el “Rico veneno” voceado con vigor por el vendedor con atuendo wanderino que se trasladaba con habilidad por entre las galerías entabladas. Más allá otro comerciante mostraba el “Balón Oficial” que rifaría minutos más tarde y para lo cual era urgente rematar los últimos números. El “café – café” circulaba con su suave y aromática alerta vaporosa entre las manos de los entumidos espectadores . Los niños atesoraban entre sus mano el más novedoso producto que nos entregaba este magnífico evento: El álbum de figuritas Caramelos Campeonato. El primero en publicarse en Chile y que permitiría a los niños seguir de cerca de todos los jugadores de su selección y también a los extranjeros. Ser dueño del álbum y pegar sus láminas era un ejercicio mágico y el privilegio de tenerlo una de las experiencias más bellas de la infancia sesentera. La genial publicación ideada por don Salomón Melnick Mirochnick tuvo un éxito inimaginable y grabó a fuego en el corazón de los niños de Chile el hermoso hábito de la coleccionabilidad. Cada página tenía como contenido la ubicación geográfica de cada país participante, su superficie, su población, la info de su capital, sus ciudades principales y su cantidad de habitantes, su unidad monetaria, sus principales productos de exportación, su idioma y un curioso glosario donde podía leerse como se decía en los distintos idiomas nativos de cada país, la palabra hola, amigo, adiós, gracias…El álbum constaba con 268 láminas y venían como parte del envoltorio de los caramelos que Don Salomón vendía en su confitería de calle San Diego.Asesorado en la parte publicitaria por el mítico Germán Becker Ureta, creador de los clásicos universitarios, fundador del grupo teatral ICTUS, Director radial y Premio Caupolicán como mejor Director Teatral 1949, y en la Gerencia Comercial a cargo de Manuel Arriagada Pinto figura internacional del fútbol de Chile y bajo la responsabilidad comercial de “Don Salo” el álbum logró alcanzar sólidas metas de ventas . Todas las instalaciones de la empresa estaban ubicadas en la calle San Diego 1859 – teléfono: 55466. Los premios para quienes tuvieran su álbumes completos, controlados y numerados contemplaban : automóviles, televisores, motonetas, viajes al extranjero, bicicletas y mil premios más. Todos los lunes, miércoles y viernes a las 7 de la tarde por los micrófonos de CB 106 Radio Sociedad Nacional de Minería Sergio Livingstone Polhammer respondía todas las dudas de los coleccionistas y hasta podían asistir personalmente al auditórium durante la audición del inolvidable “Sapito” y participar en los concursos que allí se realizaban exigiéndose como única entrada la presentación del álbum aunque no estuviese completo.Esta experiencia empresarial en el ámbito de la entretención revela una visión a escala humana, donde todos podían ser actores de manera transversal en esta incursión comercial.El vendedor solía llegar a los colegios y regalar el álbum más2 sobres a todos los niños sin ninguna discriminación lo que hacía democrática y solidaria la diversión en la que nadie quedaba fuera. Esto era un elemento sociabilizador importante ya que cualquier niño, aunque no tuviera los recursos para seguir llenando el álbum de todas maneras su ilusión estaba expresada en 10 láminas pegadas que de igual forma llenaba de magia y alegría su alma infantil.

jueves, 27 de julio de 2017

A PIE POR SANTIAGO (CRONICAS DE LA CIUDAD)

ALIRO
Fue chofer de inmensos camiones con tolva que acarreaban minerales por allá en el difuso pueblo de Inca de Oro, escenario de una parte de la infancia nortina. Iba hacia la mina “Linda Ester” por Copiapó al interior, donde la tierra es cobriza y el agua salobre por el alto contenido de cobre. Después venía en el mítico "Taca Taca", camión Thames llamado así por el sonido de las vávulas de su motor y pintado de celeste y blanco, los colores de la virgen de Lourdes, como muchas cosas de su propiedad. Vino manejando un camión Chevrolet Viking 60 cargado hasta las barandas con sandías de Paine. Tuvo un Taller de reparación de Radiadores en una de las calles centricas del puerto Coquimbo que servia de lugar de regadas reuniones de amigotes y colosales fritangas de sartas de pejerreyes. Retratado en la farra juvenil alucinante en La Stanka, o en el Bogarín o en el Bar Santiago en El Empalme en medio de la porteña bacanal cervecera. Pendenciero, peleador en el Bar del Italiano en la borrachera inconsciente. Puntual encorbatado devoto dominical de la Gruta de Lourdes. Josefino impenitente de dudosa consecuencia. Visitante matutino del antiguo Mercado Persa que estaba en las cercanías de la calle San Martín cerca de Mapocho.
Cerrajero artístico forjador de mesas de arrimo y creador de porta maceteros pintados de negro. Sus dedos doblaban una hoja de cuaderno donde depositaba la purpurina dorada que aplicaba soplando levemente a la recién pintada pieza terminada. Armador de largos paños de reja que ayudamos a pintar con infantiles manos de antioxido cafesoso. 
En el sólido tornillo mecánico aprisionó las machinas donde dobló las platinas y fierros para ir haciendo grandes las “eses” que serian parte de las patas de la mesa de terraza que soldaba al arco con talento y gracia. Llegó alguna vez de las fritangas de pescado que se instalaban en la ribera del Mapocho, cerca de la estación, con un paquete de pescados fritos que comimos entredormidos. Conocedor del cautín y la soldadura de estaño. Candil de la calle hasta entrados sus años de madurez. En el umbral de la tercera edad partió un buen día de este mundo sin decirle nada a nadie, cuando su corazón no pudo más para volverse el recuerdo de su nombre tallado en una placa de mármol. Ven, hagamos las paces. Dame un abrazo. Ya no tengo nada que reprocharte. Yo moriré comunista y tu allá con tus convicciones. Prefiero mirarte con los ojos limpios de resentimientos. Hasta siempre padre…

viernes, 5 de mayo de 2017

A PIE POR SANTIAGO (CRONICAS DE LA CIUDAD)

EL MERCURIO
Siempre me he preguntado como es que El Mercurio sobrevive. Por el avisaje me dicen. Pero no es el diario más leído. Parece curioso que uno de los menos leidos se mantenga por el avisaje. 
Salvo que seamos gallegos para publicitar ahí.
Alguna vez leí el cuerpo Artes y Letras del antiguo Mercurio. Se salvaba de cuando en cuando. Y busqué en los avisos económicos leyendo sentado en el banco de un parque los avisos económicos. Esas uniformadas columnas de párrafos, la posibilidad de encontrar algún trabajo urgente en medio de la letra chica. Hoy parece no necesitar ese chaucheo para sobrevivir. Cuando USA decide desclasificar todo el accionar de la CIA en Chile y latinoamerica en general en los ultimos decenios , El Mercurio queda al desnudo y se hace público lo que era un secreto a voces. La nitida participación y dirección en la conjura que rompió la democracia mediante el Golpe de Estado. No habia manos limpias. Los milicos hicieron el trabajo sucio, y ellos el negocio. Tan verdad como el mítico lienzo de la rebeldía sesentera que colgó desde el frontis de la Universidad Católica con la más certera sentencia que retrataba de cuerpo entero y para siempre a este medio de comunicación al servicio de la oligarquia local. “EL MERCURIO MIENTE” . Por esos años sus editoriales estaban llenas de falsedades y acusaciones ridículas. Imaginarias conspiraciones con ocultos mensajes del delirante Plan Z encriptado en la etiqueta de una cajetilla de cigarillos muy popular de la época. Habia de dar vuelta cajetilla en 180º y la marca MONZA se convertía en un mensaje encriptado. La primera letra. Es decir la “A” patas arriba significaría “Plan” en ruso. luego veina la letra Z. 
Desués se formaba la palabra NOW. ¡Bingo! Esta era una prueba más. “PLAN Z AHORA” , traducido al castelano . Así de chanta la imaginería facha de una derecha que ya olía añeja. No parece creíble que los supuestos enemigos fueran tan giles, como para entregar de esa manera un mensaje tan gravitante,
Pero seamos justos también El Mercurio sirvió para hacer los cucuruchos en que las vecinas se llevaban las lustrosas frutas de la estación que compraba en la proletaria esquina mapochina. También sirvió para hacer los gorros de maestros pintores de brocha gorda. y para poner hoja a hoja hasta cubrir el piso de la pieza para pintarla. Finalmente, sus páginas cortadas en formato de 13 x 20 cms., puestas y clavadas como un turro en el listón de madera de la caseta letrina séptica rural, sirve perfectamente, previo ablandamiento manual, para limpiarse el culo . Algo es algo.

martes, 7 de marzo de 2017

A PIE POR SANTIAGO (CRONICAS DE LA CIUDAD)

100 AÑOS
Te hiciste de letra en letra, de sílaba en sílaba, de palabra en palabra, de frase en frase, de verso en verso hasta nacerte canción. Tus dedos afirman el tuntuneo en la cuerda quinta y tu guitarra se llenó de trinos de pájaros, y te hiciste rasgueo, acordes, arpegios, música, Tu alma se llenó de pena cuando la suerte impía no quiso que tu corazón sonriera. Y tus cuadernos se llenaron de poesía. Te miraste las manos y fuiste urdiendo lana por lana tu colosal y onírico mundo de fantasmagóricos seres de colores. Y fuiste arpillerista azul, verde y granate. Si al amor, no a la guerra, sí a la amistad, no a la represión. Y quisiste rescatar el corazón terrestre de tu patria y recorriste de norte a sur la sufrida geografía buscando incansable los versos desperdigados por campos y desiertos. Nadie te entendía. Todos se hacían un lado. No pudieron ver el tesoro que yacía oculto bajo el oscuro manto del olvido, y que brotó con una fuerza telúrica irrefrenable cuando los regaste con tus lágrimas. Y seguiste adelante sostenida por el tesón de tu resiliencia inagotable. Con tu rebeldía de mujer chilena. Y te hiciste flor y de tanta raíz te hiciste Parra, y de esa savia nació un vino eterno que te ayudo a cantar tus pesares…y después de vivir un siglo, el mismo siglo de la rebeldía de tus hermanas obreras textiles allá en la lejana Rusia zarista te llama y te convoca para que nos enseñes los acordes de tu inextinguible revolución.

lunes, 13 de febrero de 2017

A PIE POR SANTIAGO (CRONICAS DE LA CIUDAD)


SANTIAGO 476 AÑOS
Feliz cumpleaños Santiago querido. Felices 476 años. Quien más que tu que ha traqueteado por estos siglos recientes, es testigo de primera mano de tu colosal metamorfosis. ¿te acuerdas de 1900? Cuando no había nada. Ni alcantarillados, ni casas decentes para el pueblo, ni medicinas, ni maternidades, ni automóviles, ni nada, Solo la esperanza del mañana que venía. Santiago de polainas y ojotas. De levitas y de poncho deshilachado. Santiago a pata pelá cuando se escuchaba el pregón del motemey en el ocaso de la tarde. Te amo mi bella ciudad y aunque no soy hijo de tu tierra, aprendimos en los recovecos de tus calles a conocer tu impronta citadina y nocturna. Amo tus cerros enclavados en el corazón de tu geografía. La virgen que contempla con mirada pétrea toda la ciudad. Amo tu Mercado Central, La Vega materna, tu rio Mapocho, tu Viseca, tu Estación Central. Las piadosas placas de agradecimiento en el ennegrecido murallón de tu ánima sagrada allá en Chuchunco abajo. La Quinta Normal de los verdes paseos de la infancia, cuando había un pequeño tren que recorría tus prados. Amo tus barrios vigorosos y sus enigmáticas iglesias fundacionales. Tu Alameda por donde más temprano que tarde pasará aquel hombre libre de nuestros sueños juveniles derrotados. Amo tu moreno rostro multicultural. Los estremecedores sones de la monumental batucada de tu savia nueva que recorre tus arterias en la exigencia de los necesarios y urgentes cambios. Amo tu nieve cordillerana que resplandece en los cerros después de la lluvia. Tus calles atormentadas por sus accidentes geográficos, con emblemáticas picadas donde saciar el hambre y la sed del caminante. Tu plaza de Armas que ha sabido de milagros y ajusticiamientos en la nebulosa historia de tu Nueva Extremadura. Santiago en el trasnoche de tus portales iluminados en la farra juvenil alucinante. El sonoro rasgueo de vinos y guitarras de amanecida. Santiago bullangero y borracho que camina trastabillando hacia la nueva centuria. ¡Salud mi amada ciudad!

miércoles, 4 de enero de 2017

A PIE POR SANTIAGO (CRÓNICAS DE LA CIUDAD)

"ZALAGARDA"
Cuando las brisas veraniegas empezaron a acentuar su presencia con indomables ráfagas de viento, la copa del aromo se llenó de trinos de alerta y una febril actividad comenzaba en el hábitat de varias decenas de familias de chincoles que a menudos saltitos ponían a salvo a sus crías del desatado temporal. Sabido es por la leyenda del Chincol que jugando un partido de chueca, uno de los pajarillos se hirió y el Chicol que tenía un tío doctor salió en su inmediata búsqueda preguntando: ¿han visto a mi tío Agustín? ¿Con zapato y un calcetín?. Lo busca desde entonces por todo Chile, por cerros y cordillera. De día y de noche. También cuenta la leyenda que viéndose involucrado en un lío acusado de apuñalar en el pecho a una loica, se defendió ante el juez, asegurando que él no era roto de andar matando a nadie. Así y todo el juez lo hizo apresar y lo engrilló. Por eso anda dando saltitos y no puede caminar como otros pajarillos…
De pronto en medio de uno de los zamarreos del ventarrón una avecilla cayó de golpe al suelo. Estaba herido en un ala y condenado a la depredación gatuna. Pero la mano salvadora de mi compañera lo salvó providencialmente, y decidió cuidarlo dándole asilo en la casa. Lo curó con paciencia materna, lo alimentó y vigiló su convalecencia que se prolongó por tres meses hasta que logró ponerse de pie.
De ahí en adelante respondía a los suaves golpes de los dedos en la mesa para que se acercara a alimentarse. Lentamente se fue convirtiendo en un devorador de frescas lechugas y un comedor de semillas varias. La confianza se acrecentó a un punto que se paraba encima de mi cabeza con todo desparpajo y sin pedirle permiso a nadie. Lo mismo con nuestras mascotas. Dos perritas a las que le enseñamos a no dañar a tan amorosa especie.
Cuando tenía hambre armaba una zalagarda de aquellas y su trinar llegó a ser la música matutina de la casa. Incluso nos acompañó a paseos playeros.Pero llegó el momento en que debía conocer la libertad y aunque sobrevolaba el parrón y regresaba a la casa cada vez sentía que sus instintos lo llamaban a su hábitat natural: las copas de los árboles. Así un buen día “Zalagarda” emprendió su vuelo definitivo para no regresar jamás. Cuando escuchamos el ¿has visto a mi tío Agustín? Recordamos a “Zalagarda”…capaz que ande por ahí llenando con su música su azarosa existencia…

martes, 3 de enero de 2017

A PIE POR SANTIAGO (CRONICAS DE LA CIUDAD)

EL VIEJO TOCO
De baja estatura con facha de ser practicante de arterofilia Sergio Segovia “El Toco” era un viejo cantor de barba blanca y larga melena. Parecía un guerrillero arrancado de la gesta cubana, perdido en la ciudad. Cantaba a pausas y con lentitud. Pero su canto era profundo y auténtico como su voz. Era autor de sus composiciones y recorrió muchísimas peñas solidarias en la periferia santiaguina siempre apoyando a su gente. Al principio no fuimos amigos. Sin embargo merced a la intervención del "Chico Camacho", su entrañable amigo por esos días, comenzó a llegar a nuestra Oficina- Taller de diseño hasta convertirnos en amigos, y juntos llevamos adelante algunas iniciativas tendientes a hacer del canto una actividad algo más organizada insertos en un Taller de creación musical que llevaba el ostentoso nombre de “Taller Semilla”. Mitómano incorregible nos contaba una serie de historias que rayaban en una delirante fantasía. Lo hacia con seriedad aunque ninguno de nosotros le creyó jamás ni un ápice de sus embustes. Eran relatos insólitos, pero muy divertidos.

El terremoto de 1985 nos encontró en febril actividad musical y solidaria. Así reunimos ropa y enseres de primera necesidad y fuimos a Renca, que era un lugar donde actuábamos habitualmente para apoyar a la gente y estar con ellos en los momentos duros que se vivían. Recuerdo que en la Población Lourdes, y en medio de una casa derrumbada hicimos una ronda gigantesca con niños del sector, donde El Toco los deleitó con su “Manseque”. Julio Serey nos trasladó en su auto y compartió su canto y su incomparable voz con la gente. Fue una inolvidable jornada que quedó para siempre en nuestro corazones.
El Toco fue artista estable por varios meses en la Peña Kamarundi allá por Arturo Prat abajo, en los dominios de Manuel Escobar “Tilusa”. Otro gran artista desaparecido prematuramente.
Después vinieron aquellos días de ausencia, de alejamiento donde cada uno siguió su destino por diferentes caminos. Hoy al hacer un alto en la jornada evoco al viejo cantor que se ganó un respeto en mi recuerdo y en mi corazón.