viernes, 20 de marzo de 2020

A PIE POR SANTIAGO, CRONICAS DE LA CIUDAD

EPIDEMIAS Y OTRAS YERBAS

Desde tiempos inmemoriales Chile se ha visto afectado de epidemias y pandemias. La muerte siempre estuvo omnipresente desde la primera mitad del siglo XIX. Cuando la mortalidad infantil superaba los 300 mil por nacidos vivos. La espectativa de vida de un hombre era de 28 años. La lista de enfermedades y pestes en Chile es larga. El cólera apareció en Chile entre 1886 y 1887 y en los centros  urbanos que se vieron afectados murio el 5% de su población.
La viruela devastó a la población chilena con mortalidad permanente. Ni la voluntad política de masificar la vacuna, ni el aislamiento de enfermos pudieron contrarrestar el devastador paso de esta enfermedad. Entre 1800 y 1825 más de 24.600 personas murieron por esta causa. Ente 1905 y 1906 mueren alrededor de 14.000 chilenos. La condiciones de higiene en que se vivia por entonces era el caldo de cultivo preciso para que aparecieran otra epidemias como la tuberculosis, el tifus, el sarampión y otra enfermedades infecciosas.
La viruela se combatió extrayendo el virus de vacunos infectados por viruela para ser inoculados en seres humanos y asi inmunizarlos a esta enfermedad. De ahí viene el nombre de “vacuna”.
En Chile el Instituto de Vacuna Animal fue fundado en Chile en el año 1887 y se ubicó en la Quinta Normal de Agricultura.
En los años 1779 una feroz salida del rio Mapocho, que botó tajamares que eran de ladrillo cocido y pegados con cal y canto provocó un gran daño en la ciudad, trajo una epidemia de calenturas bastardas que el vulgo llamó “el malecito”.